Poemario  escrito por el Dr. Marco Martos  se presentará en la Feria del Libro de Lima, en la sala Blanca
Varela, el día 28 de julio a las 5.p.m. Dirigirán la palabra Julio Fabián y
Saúl Peña.
Nieves eternas
Mientras
la muchacha tasca sus penas, ensimismada, 
el
caballo mordisquea las riendas y balbucea. 
¿Qué dice
el solípedo a su ama? 
Que
admira sus dientes de leche, 
sus ojos,
puñales rasgados, 
su rostro
del color de la aurora. 
Ella
responde con una caricia en los lomos, 
al tiempo
que sonríe, delicada, 
y el
cuadrúpedo mueve los belfos, como si soñara. 
Subiendo
por los caminos escarpados, 
el alazán
y su dama son una  sola sombra 
que
dibuja negros arabescos y parece 
que
volara en las nieves eternas. 
A lo
lejos, agazapados en el refugio de la montaña, 
los
peregrinos sienten el galope acompasado 
que se
mezcla con la majestad del crepúsculo 
y
encienden las lámparas de aceite 
y
candelas en los ojos de la noche.
LABIOS DE ARROZ
En su
barcaza bebe Li Po vino tinto gota a gota. 
Las orillas
del lago son de légamo azul 
y el
cielo fosforescente. 
Graznan
los gansos salvajes y se hace lo oscuro. 
Sobre las
aguas movedizas riela la luna del verano. 
Blancas
las garzas, perfectas, se internan a lo lejos 
en el
centro de la noche. 
Li Po se
queda dormido y los remos descansan. 
Sueña el
poeta con la muchacha de labios de arroz 
que lo
besa incansable hasta que amanece. 
Tu Fu juega ajedrez con la dama Ping 
por Marco Martos
 Frente a las piezas del ajedrez,
 escudriño tu rostro de arroz y de nieve
 que urde estrategias, estratagemas, tácticas.
 Empleo toda mi inteligencia y astucia
 en ganar tus deseos y te voy entregando
 una a una mis fichas hasta quedar inerme
 en las aguas profundas y amarillas de los desesperados.
 Cuando me rindo y me entregas tu sonrisa de jade,
 emprendo otra partida y con mis dedos, lentos o veloces,
 palpo tus hendiduras, tus altas torres soberbias,
 tus hermosos flancos y tus descampados.
 
Nieves eternas
Mientras
la muchacha tasca sus penas, ensimismada, 
el
caballo mordisquea las riendas y balbucea. 
¿Qué dice
el solípedo a su ama? 
Que
admira sus dientes de leche, 
sus ojos,
puñales rasgados, 
su rostro
del color de la aurora. 
Ella
responde con una caricia en los lomos, 
al tiempo
que sonríe, delicada, 
y el
cuadrúpedo mueve los belfos, como si soñara. 
Subiendo
por los caminos escarpados, 
el alazán
y su dama son una  sola sombra 
que
dibuja negros arabescos y parece 
que
volara en las nieves eternas. 
A lo
lejos, agazapados en el refugio de la montaña, 
los
peregrinos sienten el galope acompasado 
que se
mezcla con la majestad del crepúsculo 
y
encienden las lámparas de aceite 
y
candelas en los ojos de la noche.
LABIOS DE ARROZ
En su
barcaza bebe Li Po vino tinto gota a gota. 
Las orillas
del lago son de légamo azul 
y el
cielo fosforescente. 
Graznan
los gansos salvajes y se hace lo oscuro. 
Sobre las
aguas movedizas riela la luna del verano. 
Blancas
las garzas, perfectas, se internan a lo lejos 
en el
centro de la noche. 
Li Po se
queda dormido y los remos descansan. 
Sueña el
poeta con la muchacha de labios de arroz 
que lo
besa incansable hasta que amanece. 
 
Copa de los sueños, Wang Wei, en la taberna del pueblo
 por Marco Martos 
 Cierras las páginas de Confucio
 y rompes a cantar.
 Tu voz tiene el color
 de la vainilla
 en la noche de abril.
 Elástico tu cuerpo,
 es una flor que habla
 cuando empieza a bailar.
 Límpida fibra de la luz,
 tu belleza deja perplejos
 a los que beben
 la copa de los sueños
 en soledad.