1. El gato
La imagen del gato atraviesa el poemario de Las flores del mal.
Esta imagen crea una asociación insólita que pide que miremos el oficio
poético de una manera diferente. El gato implica lo voluntarioso, lo
caprichoso, lo que no se controla, pero también la gracia y la
sensualidad.
A través de él, Baudelaire nos habla de una visión del arte asociada a
la magia y lo divino, que nos recuerda el gato como dios egipcio, y,
como tal, remite a la perfección, la armonía y la proporción. También
habla de la necesidad de la poesía como un bálsamo para la vida del
poeta.
I
En mi cabeza se pasea,
como en su propio aposento,
un bello gato fuerte, suave y encantador.
Cuando maúlla, apenas se le oye,
de tan tierno y discreto que es su timbre;
pero su voz, ya se apacigüe o gruña,
es siempre rica y profunda.
Ahí está su atractivo y su secreto.
Esta voz, que gotea y se filtra
en mi interior más tenebroso,
me invade como un verso cadencioso
y me refocila como un bebedizo.
Ella adormece los dolores más crueles
y contiene todos los éxtasis;
para decir las frases más largas
no necesita palabras.
No, no hay arco que rasque
mi corazón, instrumento perfecto,
y que haga con más majestad
cantar su cuerda más vibrante,
que tu voz, gato misterioso,
gato seráfico, gato extraño,
en quien todo, como en un ángel,
es tan sutil como armonioso.
II
De su pelaje rubio y moreno
sale un perfume tan suave, que una noche
me impregné de él porque una vez
lo acaricié, solo una.
Es el espíritu familiar de la casa;
él juzga, él preside, él inspira
cualquier cosa en sus dominios;
¿es quizá un hada, es un dios?
Cuando mis ojos, hacia ese gato que amo
atraídos como por un imán,
se vuelven dócilmente
y miro entonces en mí mismo,
veo con sorpresa
el fuego de sus pupilas pálidas,
claros fanales, vivientes ópalos,
que me contemplan fijamente.
2. Remordimiento póstumo
El remordimiento es uno de los temas explorados por Las flores del mal.
A través de la pregunta que apela a la cortesana en la última estrofa,
se cuestiona qué puede ser digno del remordimiento al final de cuentas,
y, por lo tanto, se cuestiona y hace una crítica a la culpa, los valores
y la moral del momento.
Sobresale la visión del poeta como quien puede tener una mirada
diferente (opuesta a lo práctico), y que, por esto, tiene una sabiduría
equiparable a la de un sacerdote.
El poema remite a la estética de Edgar Allan Poe, en la que
sobresalen hermosas doncellas que mueren en la plenitud de la belleza, y
a la atmósfera mórbida y decrépita de lo fúnebre, y contrasta con lo
lujoso y lo aristocrático.
Cuando te hayas dormido, mi bella tenebrosa,
al fondo de un sepulcro hecho de mármol negro,
y cuando solo tengas por alcoba y morada
un panteón húmedo y una cóncava fosa;
cuando la piedra, hundiendo tu pecho asustadizo
y tu torso relajado por una deliciosa displicencia,
impida que palpite tu corazón y ansíe,
y que tus pies recorran tu carrera azarosa,
la tumba, confidente de mi sueño infinito
(porque la tumba siempre comprenderá al poeta),
en esas largas noches donde el sueño es proscrito,
te dirá: «¿De qué te sirve, cortesana incompleta,
nunca haber conocido lo que lloran los muertos?».
—Y el gusano roerá tu piel como un remordimiento.
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De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ