Mª Guadalupe fue la esposa
fiel de Mariano Moreno, paladín de la independencia argentina. Fiel a su
esposo y sus ideas, las cartas de Mariquita a Mariano son a la
vez una historia de amor y un testimonio de los tiempos difíciles por
los que atravesaría la Revolución. Triste, de salud quebrada, y en
circunstancias poco claras, Moreno muere en altamar el 4 de marzo de
1811 sin alcanzar nunca su destino. Ignorando la suerte de su esposo,
María Guadalupe Cuenca de Moreno sigue escribiendo durante meses cartas
que se irán apilando en algún lugar de Londres, sin abrir, sin
respuesta. Estas cartas nunca llegaron a manos de Moreno. Aquí
reproducimos dos de las muchas que le envió.
Buenos Aires, 20 de abril de 1811.
Mi amado Moreno de mi corazón: me alegraré que lo pases bien en compañía
de Manuel, nosotras quedamos buenas y nuestro Marianito un poco
mejorado, gracias a Dios. Te escribí con fecha de
10 o 11 de éste, pero con todo vuelvo a escribirse porque no tengo día
más bien empleado que el día que paso escribiéndote y quisiera tener
talento y expresiones para poderte decir cuanto siente mi corazón, ay,
Moreno de mi vida, qué trabajo me cuesta el vivir sin vos, todo
lo que hago me parece mal hecho, hasta ahora mis pocas salidas se
reducen a lo de tu madre; no he pagado visita ninguna, las gentes, la
casa, todo me parece triste, no tango gusto para nada, van a hacer tres
meses que te fuiste pero ya me parecen tres años; estas cosas que acaban
de suceder con los vocales, me es un puñal en el corazón, porque veo
que cada día se asegura más Saavedra en el mando, y tu partido se tira a
cortar de raíz, pero te queda el de Dios, pues obrando por la razón y
con virtud no puede desampararnos Dios; no ceso de encomendarte para que
te conserve en su Gracia y nos vuelva a unir cuanto antes porque ya vos
me conoces que no soy gente sino estando a tu lado; sólo Dios sabe la
impresión y pesadumbre tan grande que me ha causado tu separación porque
aun cuando me prevenías que pudiera ofrecérsete algún viaje, me parecía
que nunca había de llegar este caso; al principio me pareció sueño y
ahora me parece la misma muerte y la hubiera sufrido gustosa con tal de
que no te vayas. Mañana canta Tedéum el Obispo en la Catedral por haber
salido bien Saavedra, Funes, Molina y Cossio el 6 de éste; en la plaza
principal están levantando una Pirámide y dicen que van a poner, en un
lado la Reconquista, en otro la entrada del inglés y en el otro la
instalación de la Junta, y dicen también que van a hacer fiestas Reales;
en la otra carta te aviso todas las novedades, y para eso del sueldo me
dijo Fray Cayetano que viera al mozo de Larrea para preguntarle quien
seguiría dándome la mesada y cobrando el sueldo; fui con tu madre, y me
dijo que Larrea le dejó todos sus negocios a él y también el de cobrar
el sueldo y darme la mesada; es aquel catalán calvo que venía siempre;
el cuarto lo he alquilado en doce pesos porque han bajado los alquileres
y no hay quien dé más; los han desterrado, a Mendoza, a Azcuénaga y
Posadas; Larrea, a San Juan; Peña, a la punta de San Luis; Vieytes, a la
misma; French, Beruti, Donado, el Dr. Vieytes y Cardoso, a Patagones;
hoy te mando el manifiesto para que veas cómo mienten estos infames;
Agrelo es el editor de "Gacetas" con dos mil pesos de renta, por si
acaso no has recibido carta en que te prevengo que no le escribas a este
vil porque anda hablando pestes de vos y adulando a Saavedra; su mujer
no me ha pagado la visita que le hice, en fin, se ha declarado enemigo
nuestro y ha jurado que no volverás a beber el agua del Río de la Plata;
no le haremos quebrantar el juramento y con beber siempre de aljibe
queda el juramento intacto; han puesto Tribunal de Vigilancia,
Gutiérrez, Villegas y no sé qué otros son los Jueces.
Del pobre Castelli hablan incendios, que ha robado, que es borracho, que
hace injusticias, no saben cómo acriminarlo, hasta han dicho que no los
dejó confesarse a Nieto y los demás que pasaron por las armas en
Potosí, ya está vista que los que se han sacrificado son los que salen
peor que todos, el ejemplo lo tienes en vos mismo, y en estos pobres que
están padeciendo después que han trabajado tanto, y así, mi querido
Moreno, ésta y no más, porque Saavedra y los pícaros como él son los que
se aprovechan y no la patria, pues a mi parecer lo que vos y los demás
patriotas trabajaron está perdido porque éstos no tratan sino de su
interés particular, lo que concluyas con la comisión arrastraremos con
nuestros huesos donde no se metan con nosotros y gozaremos de la
tranquilidad que antes gozábamos, pero lo mejor será que me hagas llevar
porque no puedo vivir sola y Moreno el Santo temor de Dios te encargo
como Da Rita la Biña.
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Buenos Aires, mayo 9 de 1811.
Mi amado Moreno de mi corazón, me alegraré que estés bueno, toda la
familia queda buena, pero yo penando siempre con los dientes, y el dolor
en las costillas, que unos días más, otros menos, me mortifica mucho, y
algunas veces me hace desconfiar de volverte a ver; esta memoria me
deja sin sentidos, de pensar morirme, desamparada de mi Moreno, del
único consuelo que tengo, del único padre, y del marido más querido de
su mujer, y de dejar a mi Marianito, por el que te pido me hagas llevar
si no se te sigue perjuicio, que yo iré gustosa aunque pase dos mil
trabajos, porque como yo no aspiro más que a estar a tu lado, servirte,
cuidarte, y quererte cada día más de lo mucho que te quiero, toda mi
felicidad se funda en que vivas; y yo a tu lado, y así, día y noche, te
encomiendo a Dios, para que te dé muchos años de vida, y nos veamos
pronto; no me consuela otra cosa más que cuando me acuerdo las promesas
que me hiciste los últimos días antes de tu salida, de no olvidarte de
mí, de tratar de volver pronto, de quererme siempre, de serme fiel,
porque a la hora que empieces a querer a alguna inglesa adiós Mariquita,
ya no será ella la que ocupe ni un instante tu corazón, y yo estaré
llorando como estoy, y sufriendo tu separación que me parece la muerte,
expuesta a la cólera de nuestros enemigos, y vos divertido, y encantado,
con tu inglesa; si tal caso sucede, como me parece que sucederá, tendré
que irme aunque no quieras, para estorbarte; pero para no martirizarme
más con estas cosas, haré de cuenta que he soñado, y no te me enojes de
estas zonceras que te digo:
La negra Francisca se ha libertado, he tenido una gran fortuna porque
pensé tener perdidos los 300 50 porque no había quien la compre por ese
empeine de la cara; me parece que en el mismo barco que te escribo con
fecha 1 de mayo, va ésta, por mano del inglés que vive en lo de tu
abuela; te escribo esa de 1 y otra esquelita que por no perder ocasión
te escribí la noche del 4, que estando tu madre aquí trajeron de casa
dos cartas y las cerré, y con ella misma las mandé a lo de tu abuela
para que las dé al inglés, y al otro día fue tu madre y las abrió
pensando que fuesen algunas cartas anónimas y te diesen un mal rato y
viendo que no eran lo que pensaba las volvió a cerrar y después me
avisó, ésta te escribo por mano de Lasala que vino antes de ayer a
avisarme que pasado mañana salía un barco y que le mande la carta a su
casa, yo no pierdo ocasión y si hubiera todos los días también lo haría,
y vos hacé lo mismo porque a mí no me queda otro consuelo; quisiera
escribirte cada día, con ésta van siete cartas y una esquela, y yo hasta
ahora no he recibido ninguna tuya, y ya hace tres meses 17 días que te
fuistes, por Dios Moreno escríbime a menudo y date un lugarcito para
leer mis cartas, aunque disparatadas, y no las tires sin leerlas,
acordate de tu Mariquita que te quiere más que a sí misma y sobre todo
lo que hay en el mundo; nuestro Marianito está muy mejor del empeine que
tenía en la cabeza; se le hizo un nacido allí mismo y le ha reventado,
con eso se le ha quitado el empeine, ya sigue en la escuela de donde lo
retiré por las evacuaciones y desgano de comer; que los médicos Argerich
y Capdevila decían que tenía lombrices por haber echado una pocos días
después de tu salida, de balde fueron botellas de quina en vino con
ajenjo, lo cierto es que mi hijo ha sanado con emplastos y remedios
caseros, ahora come bien, está de buen semblante, y repuesto pero muy
regalón conmigo, me hace cuco con su vida y me dice, si me muero yo veré
quien la consuela ahora que no está mi padre, y me dice tantas cosas de
estas que cada día me engaña más, no puedo estar sin él porque si entra
adentro ya me parece que se rompe la cabeza, una pierna y se me
desgracia; el consuelo que tengo en mi soledad y no quisiera que fuera
ni a casa por no perderlo de vista; lo mando porque se divierte, y
porque tu madre, aunque viene todas las noches, no le gusta que pasen
días sin ir Mariano a su casa; tu madre y las muchachas me acompañan
mucho, Micaela y la Marcela no quieren que esté triste ni llore, Micaela
se viene junto a mí y me empieza a embromar, y busca medios para
distraerme, de suerte que muchas veces me desahogo las noches en mi cama
porque hasta ahora no se pasa una sin soñar con vos; algunas me
despierta Micaela de las pesadillas que me dan, lo que apago la vela y
miro por todos lados y no te encuentro me parece que estoy desterrada,
me veo sola, digo sola porque aunque duerme Marianito, Micaela y la
negra en el aposento estoy sola siempre, porque tu lugar nadie lo ocupa
ni quien me alegrara como vos; cuando estaré a tu lado, ay mi Moreno de
mi corazón, no tengo vida sin vos, se fue mi alma y este cuerpo sin alma
no puede vivir y si quieres que viva venite pronto, o mandame llevar.
El cuarto lo alquilé a un inglés para almacén y había sido ladrón, lo
prendieron a los ocho días, y me han venido a tomar declaración, si
conocía al inglés, yo declaré que no, como que no lo conozco, y todas
aquellas preguntas que se hacen, a las que respondí que después de
preguntarle para qué lo quería me dijo que para almacén, le di la llave,
me han sacado recibo para entregarme la llave, yo me veo en esta cosa
que ni había soñado porque ya vos me conoces que no soy para eso: ahí
tienes esa Gaceta, Oliden ya salió de la prisión, pero los demás siguen
presos; de Chuquisaca lo manda Castelli a Delgadillo diciendo que hace
falta aquí; recibe memorias de tu madre, tus hermanas, Marianito, la
Marcela y dáselas también a Manuel; tu mujer que te adora y verte cuanto
antes desea María Guadalupe Moreno.
P.D.
Chorroarín mandó por un recibo, que dice debía haberte dado Azcuénaga,
de un dinero que le entregaste, y unos libros en blanco que dio Vidal de
donativo; yo le respondí que no había nada en casa; de fuera, mi madre y
Panchita te mandan muchas memorias y adiós mi Moreno.