Aquí estuvieron los warpas, los waris,
los quechuas acomodando su imperio,
los españoles en camino al sur, asegurando
sus dominios. El tiempo es despiadado
y aunque los espacios sean largos,
nada permanece, va cambiando
como las milenarias aguas de los ríos.
Quedan las iglesias, verdad, siempre cerradas,
guardando en las sacristías y en sus naves,
la muda historia de tanta gente
que creyó en la eternidad de los altares.
Cerca está la pampa de Quinua
con su belleza natural incólume,
guardada en la memoria de los peruanos,
como lo está Andrés Avelino Cáceres,
el brujo de los Andes, junto a Antonia Moreno,
madre simbólica de invictos soldados.
El caballo del taita Cáceres va por los aires
y sus bufidos nos hablan de la lucha y la esperanza.
Nadie puede negarlo: hay tumbas escondidas
sin los nombres de los que han luchado,
un dolor que nunca acaba, y cuando parece
que se calma, nuevas balas acaban con los sueños
de hombres y mujeres que se asoman
a las puertas de sus casas. Un día, sin embargo,
todo cambiará, y pasarán para siempre
las ciénagas, las oscuras aguas y las matanzas.
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De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ