Las personas mayores ya se han ido
y jamás volverán, viven en nunca,
han viajado a los fondos de la muerte
y nos hemos quedado con el ciego
Santiago tanteando en lo más duro
del nocturno metal de negro fuego.
Nadie nos habla, estamos en el fuego,
son nuestros el silencio que se ha ido
convirtiendo en el hábito más duro,
idiomas de la niebla con su nunca,
los ojos de los sueños y del ciego
observar de la vida halando muerte.
Sabemos que la vida trae muerte,
escondido meollo de oro y fuego
que llega al más vidente y frágil ciego,
a todos los más grandes que se han ido
por la ruta de Orfeo, hasta el que nunca
soñó con la blandura de lo duro.
Comentan que la vida es algo duro,
¿saben de la blandura de la muerte?
¿con quién mamá estará en el jamás nunca?
¿a quién aplacará con nieve o fuego?
Sabemos que no está, que bien se ha ido,
que hemos sido guardados por el ciego.
Nadie nos acompaña, sino ciego,
nadie comenta nada y lo más duro
es saber que la vida ya se ha ido
a su fin natural: la misma muerte.
Las sonrisas marcadas con el fuego
de lo inerte ya viven en el nunca.
Nacemos y morimos solos, nunca
traemos diferente el sino ciego,
así es toda la vida con su fuego;
mayores delanteros en lo duro
de acercarse muy rápido a la muerte;
apenas han nacido, ya se han ido.
Lo ido, lo perdido en lo que nunca
volverá de la muerte, salvo en el ciego
sueño, se torna llama, duro fuego.
(El mar de las tinieblas, 1999)
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De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ