Carta de Alejandra Pizarnik a Rafael Squirru
Querido y admirado Rafael:
¡Qué
linda carta la tuya! Inclusive el papel (perdón: sufro del complejo de
Pensar) es magnífico (sabrás que soy une amoureuse de papier à écrire,
una Gaspara para la Stampa
de la estampa, una Louisse Labbé de las imprentas, una Mariana
Alcaforado de los tipos (no confundir), una Sajo (no confundir) de todo
aquello que sea papel, si bien tengo preferencias, ya justificadas, ya
irracionales.). Todo esto para disimular mi ansiedad o urgencia por
decirte que tu carta me dio la profundísima alegría de sentirme
comprendida del modo más sutil y, sobre todo, a fondo. Los trabajos (tu
humor en esa lista es delicioso) que me ofrecés son aceptados con
gratitud y —salvo súbita posesión demoníaca— con la obvia seguridad de
que (lo sabés) nunca te voy a defraudar. Puesto que además de necesitar
—digamos biológicamente o para subsistir— un trabajo, a la vez quiero
trabajar para los otros. Acaso escribir poemas provoque, entre muchas e
indecibles cosas, la culpa por el amor solitario a las palabras. Sea en
el Museo de Arte Mod. o bien en el San Martín, puedo colaborar con gran
fervor (aquí se lo necesita, ¿verdad?) y libertad y —vos lo sabés— con
esto tan insobornable que, bueno o malo, me dejó siempre en un lugar de
soledad no poco mortal. Parecería que me pondero. Rápido, pues: agrego
que soy insoportable para( o con) casi todos (con vos o para vos, no).
Ando
pensando en el S. Martín, un precioso espacio que no deja de estar, en
parte, bastante muerto y que no sería difícil vivificar hasta que
parezca una calesita o cualquier otro sortilegio parecido que se mueva y
emocione y no se olvide. Pero cuando vengas conversaremos. Me gusta el
lenguaje exacto, le mot juste, las cosas correctas, terriblemente
visibles y que se levantan como se levantan del papel las letras del
poema de Quevedo que acabo de releer. Ergo: pensaré mejor cuando sepa
qué hay, cómo es, de qué modo, cuánto, hasta dónde, etc, etc. El sueño,
sí, pero dotado de las calidades del teorema. La metáfora sí, pero
exacta: que no sea posible cambiar un “esto” es igual a “eso” —de modo
que hay que formarlo como quien alza en la oscuridad una mano asida a un
puñal. Son las 6 del alba Galana. Me voy a dormir. Te llamaré en la
fecha que me indicás. Traé papeles de escribir lindos: aquí no se
consiguen. Claro es que: EN LA LUCHA.
Besos de tu amiga, tu
Alejandra
Descendiente
de inmigrantes judíos de origen ruso, Alejandra nació el 29 de abril de
1936. Publica varios libros de poesía y viaja a París en 1960, donde
permanecerá hasta 1964. A
su vuelta a Buenos Aires, recurre a la escritura epistolar, una
práctica ya frecuente en su vida, como una forma de seguir en contacto
con artistas e intelectuales de diferentes partes del mundo. Rafael
Squirru era su amigo, un poeta, conferencista, crítico de arte y
ensayista argentino. Alejandra se suicida en 1972, por una sobredosis de
seconal.
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De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ