AVA GARDNER EN EL HOTEL BOLÍVAR
Por Marco Martos·
Alguna vez vino Ava Gardner a este hotel
que hoy luce algo abandonado,
con su roja alfombra descolorida,
que oculta hilachas en los bordes.
La diva tenía los labios carnosos
y escasos afeites que le servían
para destacar sus encantos naturales
en el raro momento en el que el día termina
y comienza la noche con sus misteriosos olores.
Una multitud de fotógrafos y periodistas
pululaba en los grandes salones
y Ava Gardner sonreía a todos los que la admiraban.
Varios intérpretes, mujeres y hombres,
traducían las rápidas respuestas que la estrella prodigaba
delante de sus hábiles inquisidores.
Todo acabó súbito y se apagaron las luces.
Ava murió, murieron los periodistas,
fotógrafos y traductores.
Solo quedan algunas amarillas imágenes,
y el Hotel Bolívar, imponente en la neblina limeña,
un resplandor de gastada hermosura
que acompaña a Ava Gardner para siempre.
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De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ