sábado, marzo 12, 2011

LEGADO DE AMOR ( POEMA ) POR YET SEN LEE




LEGADO DE AMOR ( POEMA )

No hacía mucho que había formado mi hogar. Tanto mi esposa como yo aún  estábamos en la universidad. Cuando nació nuestro primer hijo, mi pareja tuvo que suspender sus estudios mientras yo terminaba aquel año. Sin sacar mi título, tuve que empezar a trabajar. Instalé un pequeño negocio que con el tiempo fue creciendo gradualmente por lo que manejaba mis cuentas en dos conocidos bancos de mi ciudad. Conforme aumentaba la bonanza crecían también las "Relaciones Públicas"...eran constantes las reuniones con amigos de los bancos, del barrio, de la universidad, etc. Como sucede con mucha gente de ascendencia oriental, tomar me hacía daño ( me subía la presión ). Al principio me cuidaba pero conforme le iba cogiendo el gusto a mi "libertad de papá", le iba cogiendo también el gusto a las reuniones con mis "amigos" ( aunque algunos lo eran de verdad, muy pocos ahora que lo pienso ). El entusiasmo iba en aumento con el pasar del tiempo, como en aumento resultaba la frecuencia en las salidas. Mi esposa callaba pero yo podía apreciar el dolor en su mirada y en su tono de voz cuando, ya ecuánime, me moría de vergüenza y de incomodidad...Para mí, aquello era peor que si me hubiera enrostrado con gritos mis faltas. Un día, mientras mi primogénito jugaba distraídamente en el suelo con sus juguetes, sentí una angustia en el pecho que no cedía...mecánicamente cogí un lapicero y una hoja de papel...en ella volqué todo lo que subconscientemente me estaba lacerando al dejar neciamente que se acumule la culpa. Este poema va dedicado con toda el alma a los padres jóvenes, libertinos, y a las super esposas que los aguantan.

Y, como dijo algún declamador o algún cantante criollo, "dice así" :

Hijo, hijo adorado
para ti guardo impaciente
algo para mí sagrado,
algo en mi mente forjado
que mi ser quiere ofrendarte :
Dos arcas de mis neuronas
forradas con piel de mi alma,
de azul robado del cielo
perlado de mil estrellas
que nadie podría lograr
ni aunque me quisieran dar
el universo por ellas.

Una de éstas contiene
aquello que cada día
escapa del mismo averno;
son dardos que me lastiman
que me abren llagas humeantes,
son cosas que aún lacerantes
sin pretenderlo alimentan
el fuego con que mi nave
se orienta hacia lo infinito.
El día no muy lejano
en que este cofre destapes,
encontrarás sinsabores,
pecados, vicios y errores;
envueltos en un sudario
de dolor y de sufrimiento,
hilado con la paciencia
de quien comprende hijo mío
que las leyes de la existencia
se oponen a lo absoluto :
Existe belleza en lo feo
y un lado bueno en lo malo,
en esto mi pequeñuelo
radica nuestra experiencia.

No temas hijo querido
de usar este cofre un día
pues es veneno enclaustrado
cual una fiera domada.
Si el mismo mal da el remedio
para los cuerpos que ataca,
te entrego así estas vacunas
nacientes de la ponzoña
de esas serpientes malignas
que al ensañarse en mi cuerpo,
solo crearon el suero
que a ti te entrego hijo ansiado.

El otro tan solo guarda
aquello que en tu trayecto
encontrarás a raudales :
Las esperanzas y ensueños
de algo que siempre tarda.
Tendrás también los cristales
que en el crisol de mi vida
fundiendo voy para vos,
mira a otros seres con ellos
y verás entonces mortales
que en escolta silenciosos
transitan tus mismos sendales.

Aborda la nave bien mío
y así al calor de mi amor
hacia otros cielos partamos,
busquemos al ser superior
por vías no mancilladas
que no han sido navegadas
por otros seres mortales.
Conozco rutas, mi niño,
de colores celestiales
bordados por los luceros
que más que astros, pequeño,
son seres llenos de luz,
ellos con una cruz,
dejaron de ser mortales.

Viene ya el tiempo hijo mío
en que comandes mi nave
y cual Cisne Sideral
brotado en otros espacios,
por un camino real
en busca de eternidad
te observaremos pasar,
y todos los que te amamos
seremos los que alumbremos
tu rumbo hacia la verdad.

Yet Sen Lee


FUENTE

YET SEN LEE

http://centaurodoncel.blogspot.com/

http://centaurodoncelsoul.blogspot.com/

domingo, marzo 06, 2011

POESÍA DE JAIME SABINES





 














Jaime Sabines
(1926-1999)
Poeta mexicano nacido en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; el 25 de marzo de 1926. Hijo de un libanés emigrado. Vivió alternativamente ahí y en la ciudad de México. Estudió medicina, pero abandonó estos estudios, posteriormente estudió letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde se licenció en Lengua y Literatura Española. En su juventud participó en programas de radio. Fue diputado federal por el estado de Chiapas de 1976 a 1979 y diputado en el Congreso de la Unión en 1988 por el Distrito Federal. Fue poeta calificado por el presidente de México, Ernesto Zedillo, como uno de los más importantes del país en el siglo XX, falleció el 19 de marzo de 1999 en México, Distrito Federal, víctima de un cáncer a la edad de 72 años. Sus poemas son viajes al fondo oscuro de las emociones, siempre con fuerza y siempre desgarradores. De su interior sacó poemas toscos y abruptos. A veces acertó y a veces no, pero cuando lo logró, sus poemas, hablan del amor o de la muerte del padre, tienen una fuerza y una tenacidad en donde el ritmo del lenguaje y la potencia de las expresiones dejan sin aliento al lector, seguro de haber tocado una verdad. Fue Premio Villaurrutia en 1973 y Premio Nacional de Literatura en 1983. Sus libros son Horal (1950), La señal (1951), Adán y Eva (1952), Tarumba
(1956), Yuria (1967), Maltiempo (1972), Algo sobre la muerte del Mayor Sabines (1973) y Uno es el hombre (1990). Su obra está recopilada en Nuevo recuento de poemas (1977).


rosa


CABALLOS DE FUERZA

Acabo de estrenar un coche de lujo. Nunca en mi vida
había tenido sino pequeños carros, modestos, mediocres,
más bien pobres instrumentos de trabajo.
Estuve alegre ayer todo el día, como cuando tuve bicicleta
a los once años.
¿Qué simbiosis se establece entre el objeto y uno
mismo? ¿Porqué la posesión de lo superfluo enaltece el
ánimo como una conquista?
Con sus 240 caballos de fuerza parece que aumentara
la fuerza de uno mismo, su capacidad de acción, su poderío.
Mi mujer y mis hijos están felices también. Nos hemos
paseado de un lado al otro admirando su vestidura
impecable, su palanca al piso, el espejo lateral que se
mueve desde dentro y tantas preciosidades que lo hacen
distinto.
¡Dios mío!, me pregunto, ¿esto es lo que llaman enajenación?,
¿o es el principio de mi decadencia?
Bueno, me digo, consolándome: todavía me faltan
dos años para pagarlo.


rosa


CUANDO TENGAS GANAS DE MORIRTE

Cuando tengas ganas de morirte
esconde la cabeza bajo la almohada
y cuenta cuatro mil borregos.
Quédate dos días sin comer
y veras que hermosa es la vida:
carne, frijoles, pan.
Quédate sin mujer: verás.

Cuando tengas ganas de morirte
no alborotes tanto: muérete
y ya.

rosa


DIGO QUE NO PUEDE DECIRSE EL AMOR

Digo que no puede decirse el amor.
El amor se come como un pan,
se muerde como un labio,
se bebe como un manantial.
El amor se llora como a un muerto,
se goza como un disfraz.
El amor duele como un callo,
aturde como un panal,
y es sabroso como la uva de cera
y como la vida es mortal.

El amor no se dice con nada,
ni con palabras ni con callar.
Trata de decirlo el aire
y lo está ensayando el mar.
Pero el amante lo tiene prendido,
untado en la sangre lunar,
y el amor es igual que una brasa
y una espiga de sal.

La mano de un manco lo puede tocar,
la lengua de un mudo, los ojos de un ciego,
decir y mirar.
El amor no tiene remedio
y sólo quiere jugar.


rosa


EL DIABLO Y YO NOS ENTENDEMOS

El diablo y yo nos entendemos
como dos viejos amigos.
A veces se hace mi sombra,
va a todas partes conmigo.
Se me trepa a la nariz
y me la muerde
y la quiebra con sus dientes finos.
Cuando estoy en la ventana
me dice ¡brinca!
detrás del oído.
Aquí en la cama se acuesta
a mis pies como un niño
y me ilumina el insomnio
con luces de artificio.
Nunca se está quieto.
Anda como un maldito,
como un loco, adivinando
cosas que no me digo.
Quién sabe qué gotas pone
en mis ojos, que me miro
a veces cara de diablo
cuando estoy distraído.
De vez en cuando me toma
los dedos mientas escribo.
Es raro y simple. Parece
a veces arrepentido.
El pobre no sabe nada
de sí mismo.
Cuando soy santo me pongo
a murmurarle al oído
y lo mareo y me desquito.
Pero después de todo
somos amigos
y tiene una ternura como un membrillo
y se siente solo el pobrecito

rosa


ESPERO CURARME DE TI.

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte,
de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las
prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo,
abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No
es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se
puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado
sobre la tierra y se les puede prender fuego.
Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado.
Y también el silencio. Porque las mejores palabras del
amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo
del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero
cuando digo: "qué calor hace", "dame agua",
"¿sabes manejar?", "se hizo de noche"...Entre las gentes,
a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde",
y tú sabías que decía "te quiero".)

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo.
Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras:
guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve,
es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas.
Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio
para entrar a un panteón.


rosa

LA COJITA ESTA EMBARAZADA

La cojita está embarazada.
se mueve trabajosamente,
pero qué dulce mirada
mira de frente.

Se le agrandaron sus ojos
como si su niño
también le creciera en ellos
pequeño y limpio.
A veces se queda viendo
quién sabe qué cosas
que en sus ojos blancos
se le vuelven rosas.

Anda entre toda la gente
trabajosamente.
No puede disimular,
pero, apunto de llorar,
la cojita, de repente,
se mira el vientre
y ríe. Y ríe la gente.

La cojita está embarazada
ahorita está en su balcón
y yo creo que se alegra
cantándose una canción:
"cojita del pie derecho
y también del corazón".


rosa

LA PROCESION DEL ENTIERRO

La procesión del entierro en las calles de la ciudad
es ominosamente patética. Detrás del carro que lleva el
cadáver, va el autobús, o los autobuses negros, con los
dolientes, familiares y amigos. Las dos o tres personas
llorosas, a quienes de verdad les duele, son ultrajadas
por los cláxones vecinos, por los gritos de los voceadores,
por las risas de los transeúntes, por la terrible indiferencia
del mundo. La carroza avanza, se detiene, acelera de nuevo,
y uno piensa que hasta los muertos tienen que respetar las
señales de tránsito. Es un entierro urbano, decente y expedito.

No tiene la solemnidad ni la ternura del entierro en provincia.
Una vez vi a un campesino llevando sobre los hombros una
caja pequeña y blanca. Era una niña, tal vez su hija. Detrás de
él no iba nadie, ni siquiera una de esas vecinas que se echan el
rebozo sobre la cara y se ponen serias, como si pensaran en la
muerte. El campesino iba solo, a media calle, apretado el sombrero
con una de las manos sobre la caja blanca. Al llegar al centro de
la población iban cuatro carros detrás de él, cuatro carros de
desconocidos que no se habían atrevido a pasarlo.

Es claro que no quiero que me entierren. Pero si algún día ha
de ser, prefiero que me encierren en el sótano de la casa, a ir
muerto por estas calles de Dios sin que nadie se dé cuenta de mí.
Porque si amo profundamente esta maravillosa indiferencia del mundo
hacia mi vida, deseo también fervorosamente que mi cadáver sea
respetado.


rosa

NO QUIERO CONVENCER A NADIE, DE NADA

No quiero convencer a nadie de nada. Tratar de
convencer a otra persona es indecoroso, es atentar contra
su libertad de pensar o creer o de hacer lo que le dé la
gana. Yo quiero sólo enseñar, dar a conocer, mostrar, no
demostrar. Que cada uno llegue a la verdad por sus propios
pasos, y que nadie le llame equivocado o limitado. (¡Quién
es quién para decir "esto es así", si la historia de la
humanidad no es más que una historia de contradicciones y
de tanteos y de búsquedas?)

Si a alguien he de convencer algún día, ese alguien ha de
ser yo mismo. Convencerme de que no vale la pena llorar, ni
afligirse, ni pensar en la muerte. "La vejez, la enfermedad
y la muerte", de Buda, no son más que la muerte, y la muerte
es inevitable. Tan inevitable como el nacimiento.

Lo bueno es vivir del mejor modo posible. Peleando, lastimando,
acariciando, soñando. (¡Pero siempre se vive del mejor modo
posible!)

Mientras yo no pueda respirar bajo el agua, o volar (pero de
verdad volar, yo solo, con mis brazos), tendrá que gustarme
caminar sobre la tierra, y ser hombre, no pez ni ave.

No tengo ningún deseo que me digan que la luna es diferente
a mis sueños.


rosa


TE DESNUDAS IGUAL

Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!

Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.

¡Y como nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!

(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)


rosa

TU CUERPO ESTA A MI LADO

Tu cuerpo está a mi lado
fácil, dulce, callado.
Tu cabeza en mi pecho se arrepiente
con los ojos cerrados
y yo te miro y fumo
y acaricio tu pelo enamorado.
Esta mortal ternura con que callo
te está abrazando a ti mientras yo tengo
inmóviles mis brazos.
Miro mi cuerpo, el muslo
en que descansa tu cansancio,
tu blando seno oculto y apretado
y el bajo y suave respirar de tu vientre
sin mis labios.
Te digo a media voz
cosas que invento a cada rato
y me pongo de veras triste y solo
y te beso como si fueras tu retrato.
Tú, sin hablar, me miras
y te aprietas a mí y haces tu llanto
sin lágrimas, sin ojos, sin espanto.
Y yo vuelvo a fumar, mientras las cosas
se ponen a escuchar lo que no hablamos.


rosa

¿QUÉ PUTAS PUEDO?

¿Qué putas puedo hacer con mi rodilla,
con mi pierna tan larga y tan flaca,
con mis brazos, con mi lengua,
con mis flacos ojos?
¿Qué puedo hacer en este remolino
de imbéciles de buena voluntad?
¿Qué puedo con inteligentes podridos
y con dulces niñas que no quieren hombre sino poesía?
¿Qué puedo entre los poetas uniformados
por la academia o por el comunismo?
¿Qué, entre vendedores o políticos
o pastores de almas?
¿Qué putas puedo hacer, Tarumba,
si no soy santo, ni héroe, ni bandido,
ni adorador del arte,
ni boticario,
ni rebelde?
¿Qué puedo hacer si puedo hacerlo todo
y no tengo ganas sino de mirar y mirar?




rosa

jueves, marzo 03, 2011

SELECCIÓN DE POEMAS AMADO NERVO


 
POEMAS AMADO NERVO
A UNA FRANCESA

El mal, que en sus recursos es proficuo,
jamás en vil parodia tuvo empachos:
Mefistófeles es un cristo oblicuo
que lleva retorcidos los mostachos.

Y tú, que eres unciosa como un ruego
y sin mácula y simple como un nardo,
tienes trágica crin dorada a fuego
y amarillas pupilas de leopardo.

 



A KEMPIS

Ha muchos años que busco el yermo,
ha muchos años que vivo triste,
ha muchos años que estoy enfermo,
¡y es por el libro que tú escribiste!

¡Oh Kempis, antes de leerte, amaba
la luz, las vegas, el mar Océano;
mas tú dijiste que todo acaba,
que todo muere, que todo es vano!

Antes, llevado de mis antojos,
besé los labios que al beso invitan,
las rubias trenzas, los grandes ojos,
¡sin acordarme que se marchitan!

Mas como afirman doctores graves,
que tú, maestro, citas y nombras,
que el hombre pasa como las naves,
como las nubes, como las sombras...

huyo de todo terreno lazo,
ningún cariño mi mente alegra,
y con tu libro bajo del brazo
voy recorriendo la noche negra...

¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo,
pálido asceta, qué mal hiciste!
¡Ha muchos años que estoy enfermo,
y es por el libro que tú escribiste!

Amado nervo

 



COBARDÍA


Pasó con su madre.
¡Qué rara belleza!
¡Qué rubios cabellos de trigo garzul!
¡Qué ritmo en el paso!
¡Qué innata realeza de porte!
Qué formas bajo el fino tul...

Pasó con su madre.
Volvió la cabeza:
¡Me clavó muy hondo su mirada azul!

Quedé como en éxtasis...

Con febril premura,
¡Síguela!, gritaron cuerpo y alma al par.

...Pero tuve miedo de amar con locura,
de abrir mis heridas, que suelen sangrar,

¡y no obstante toda mi sed de ternura,
cerrando los ojos,
la dejé pasar!

Amado nervo






DIOS HARA LO DEMAS


¿Qué es inútil mi afán por conquistarte:
que ni me quieres hoy ni me querrás...?
Yo me contento, Amor, con adorarte:
¡Dios hará lo demás!

Yo me contento, Amor, con sembrar rosas
en el camino azul por donde vas.
Tú sin mirarlas, en su senda posas
el pie: ¡Quizás mañana las veras!

Yo me contento, Amor, con sembrar rosas
¡Dios hará lo demás!

Amado Nervo

 



EL CELAJE


¿Adónde fuiste, Amor, adónde fuiste?
Se extinguió en el poniente el manso fuego,
y tú que me decías: "hasta luego,
volveré por la noche"... ¡No volviste!

¿En qué zarzas tu pie divino heriste?
¿Qué muro cruel te ensordeció a mi ruego?
¿Qué nieve supo congelar tu apego
y a tu memoria hurtar mi imagen triste?

¡Amor, ya no vendrás! En vano, ansioso,
de mi balcón atalayando vivo
el campo verde y el confín brumoso.

Y me finge un celaje fugitivo
nave de luz en que, al final reposo,
va tu dulce fantasma pensativo.

 




EL DIA QUE ME QUIERAS


El día que me quieras tendrá más luz que junio;
la noche que me quieras será de plenilunio,
con notas de Beethoven vibrando en cada rayo
sus inefables cosas,
y habrá juntas más rosas
que en todo el mes de mayo.

Las fuentes cristalinas
irán por las laderas
saltando cristalinas
el día que me quieras.

El día que me quieras, los sotos escondidos
resonarán arpegios nunca jamás oídos.
Extasis de tus ojos, todas las primaveras
que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.

Cogidas de la mano cual rubias hermanitas,
luciendo golas cándidas, irán las margaritas
por los montes y praderas,
delante de tus pasos, el día que me quieras...
y si deshojas una, te dirá su inocente
postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente!
Al reventar el alba del día que me quieras,
y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,
florecerán las místicas corolas de los lotos.

El día que me quieras será cada celaje
ala maravillosa, cada arrebol miraje
de "Las Mil y una Noche", cada brisa un cantar,
cada árbol una lira, cada monte un altar.

El día que me quieras, para nosotros dos
cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.


 



EN PAZ

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.

... Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡más tú no dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas,
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!


 



GRATIA PLENA

Todo en ella encantaba, todo en ella atraía:
su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar...
El ingenio de Francia de su boca fluía.
Era llena de gracia, como el Avemaría;
¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

Ingenua como el agua, diáfana como el día,
rubia y nevada como Margarita sin par,
al influjo de su alma celeste amanecía...
Era llena de gracia, como el Avemaría;
¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

Cierta dulce y amable dignidad la investía
de no sé qué prestigio lejano y singular,
más que muchas princesas, princesa parecía:
era llena de gracia, como el Avemaría;
¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

Yo gocé el privilegio de encontrarla en mi vía
dolorosa; por ella tuvo fin mi anhelar.
Y cadencias arcanas halló mi poesía.
Era llena de gracia, como el Avemaría;
¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

!Cuánto, cuánto la quise! ¡Diez años fue mía;
pero flores tan bellas nunca pueden durar!
Era llena de gracia, como el Avemaría,
y a la fuente de gracia, de donde procedía,
¡se volvió... como gota que se vuelve a la mar!






 ¡ESTÁ BIEN!

Porque contemplo aún albas radiosas
y hay rosas, muchas rosas, muchas rosas
en que tiembla el lucero de Belén,
y hay rosas, muchas rosas, muchas rosas
gracias, ¡está bien!

Porque en las tardes, con sutil desmayo,
piadosamente besa el sol mi sien,
y aun la transfigura con su rayo:
gracias, ¡está bien!

Porque en las noches una voz me nombra
(¡voz de quien yo me sél), y hay un edén
escondido en los pliegues de mi sombra:
gracias, ¡está bienI

Porque hasta el mal en mí don es del cielo,
pues que, al minarme va, con rudo celo,
desmoronando mi prisión también;
porque se acerca ya mi primer vuelo:
gracias, ¡está bien!


 

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