domingo, diciembre 05, 2004

¿QUÉ HAY DETRÁS DEL SILENCIO? POR FANNY JEM WONG



¿QUÉ HAY DETRÁS DEL SILENCIO?

Silencio…
Inconmensurable nebulosa oscura
escondes bajo tu negro manto
el ardor de millones de  penas.
Vibraciones de lamentos,
de quejidos, de gritos que se ahogan
cuando se detiene el tiempo.

Silencio…
Tan esperado  por algunos
desconocido por mí…
Vibraciones de una marcha de delfines
en peregrinaje transoceánico.
Bellos saltos acrobáticos,
azules van y vienen
sin cesar las olas.

Silencio…
¿Cómo adivinar
qué se esconde tras de ti?
Si cada  noche escucho
el  canto de un cisne,
anunciando la llegada de la muerte
y vibran las pisadas de una bestia,
cuya cena onírica serán mis sueños.

Silencio…
¿Por qué te escondes?
Entre sueños, ensueños
y figuras geométricas,
plagada de sonidos,
en vano intento acercarme a ti,
si nunca te he escuchado,
si nunca te he sentido,
si te he implorado y no has llegado.

Silencio…
En el vibrar de dos esferas  de cristal
que en resignado y humilde  acorde
caen retumbando con sus ecos
una y otra vez en mi cerebro.

Silencio…
Tu escondes tras de ti,
el rechinar  de mis dientes
cuando muerdo la almohada
en un grito  que te invoca.

Silencio…
de un concierto interminable
en  sucesión de puntos,
que hacen vibrar el universo entero…

Silencio…
¿Qué puedes esconder tras de ti?
Si hasta el no nacido grito de dolor…
Sin que nadie lo escuchara
cuando fue arrancado de mis entrañas.

Silencio…
De palabras  de amor
que no se llegan a articular
pero que sin embargo resuenan
una y mil veces en la mente.

Silencio…
Sin ti los ácidos corroen
el  corazón y  cuerpo
haciéndome prisionera
y amante de  sombras
en estampida de ausencias.

Silencio…
Llegas hoy a escondidas
entre ríos negros de tinta.

Silencio ya no te escondes…
¡Estás aquí!
En la canción de los ausentes
En el respirar de un universo
en donde  todo  es vibración.

FANNY JEM WONG
05.12.2004

sábado, julio 24, 2004

Carta de Simone de Beauvoir a Jean Paul Sartre


 

 

 


Carta de Simone de Beauvoir a Jean Paul Sartre

Querido pequeño ser:

Quiero contarle algo extremadamente placentero e inesperado que me pasó: hace tres días me acosté con el pequeño Bost. Naturalmente fui yo quien lo propuso, el deseo era de ambos y durante el día manteníamos serias conversaciones mientras que las noches se hacían intolerablemente pesadas. Una noche lluviosa, en una granja de Tignes, estábamos tumbados de espaldas a diez centímetros uno del otro y nos estuvimos observando más de una hora, alargando con diversos pretextos el momento de ir a dormir. Al final me puse a reír tontamente mirándolo y él me dijo: "¿De que se ríe?". Y le contesté: "Me estaba preguntando qué cara pondría si le propusiera acostarse conmigo". Y replicó: "Yo estaba pensando que usted pensaba que tenía ganas de besarla y no me atrevía". Remoloneamos aún un cuarto de hora más antes de que se atreviera a besarme. Le sorprendió muchísimo que le dijera que siempre había sentido muchísima ternura por él y anoche acabó por confesarme que hacía tiempo que me amaba. Le he tomado mucho cariño. Estamos pasando unos días idílicos y unas noches apasionadas. Me parece una cosa preciosa e intensa, pero es leve y tiene un lugar muy determinado en mi vida: la feliz consecuencia de una relación que siempre me había sido grata. Hasta la vista querido pequeño ser; el sábado estaré en el andén y si no estoy en el andén estaré en la cantina. Tengo ganas de pasar unas interminables semanas a solas contigo.

Te beso tiernamente,

Tu Castor.

jueves, junio 24, 2004

MARÍA BENEYTO Valencia- España, 1925

 

MARÍA BENEYTO
Valencia- España, 1925

 ESTE DÍA…

Este día es el día en que amo la rosa,
Y empleo el consonante facilón “mariposa”.

Este día es el día en que yo quiero irme
Y, si llega la muerte, no sabría morirme.

No sabría. Yo estoy fuertemente cogida
Aquí, a la dura tierra, a la cálida vida.

Irme…¿Y adónde irme de mi misma, sin muerte?
Alegría olvidada a mis venas revierte.

Revierte y me repite los hermosos metales,
Las tiernas voces verdes, las savias ancestrales.

¡Cómo irme de tierra, tierra alzada y silente,
Si soy también el árbol, y el sol ciego y la fuente?

Carne viva de muertos, voz de humana alimaña
Mezclan en mí su esencia a la luz que me baña.

Y vivo. Amo. Y sufro. Y soy a fiel a mi origen
Obediente a las leyes vitales que me rigen.

A veces la sequía me duele por las ramas.
A veces busco el agua y me cercan las llamas…

Pero no en este día. Este día es el mío.
Y Dios me da la mano. Y yo digo: confío.


Antología de Poesía Amorosa Contemporánea
Editorial Brugera, 1969

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